Lecce: stragista es el Estado
El 12 de diciembre será el aniversario de la que se ha definido “la madre de todas las masacres”, esta es la del Banco Nacional de Agricultura de Milán, en plaza Fontana, 1969. Organizada y perpetrada por manos fascistas confabuladas con aparatos del Estado, le siguieron muchas otras y mucha sangre derramada. Masacres planificadas científicamente en el intento de dar un giro todavía más autoritario que la joven República italiana.
El 5 de diciembre en Turín, se decidirá la pena para dos compañeros anarquistas – Alfredo y Anna – acusados de “masacre política”, acusados de colocar dos artefactos explosivos fuera de una escuela de carabinieri en la provincia de Cuneo en 2006, sin causar muertos ni heridos. Arriesgan la cadena perpetua, y Alfredo está en 41 bis desde mayo.
Puede parecer de una lógica absurda un juicio por masacre sin un sólo muerto, pero no lo es cuando los imputados son anarquistas: el Estado quiere meterlos en cárcel de por vida no por lo que han cometido, sino por las ideas que albergan en sus corazones y por las acciones que son expresión de esas ideas.
Quienquiera que haya colocado esos artefactos, no buscaba golpear indiscriminadamente en un banco, una estación o en un tren, sino que había elegido con precisión su objetivo. Una escuela de carabinieri es un lugar donde se forma a los defensores del orden constituido, esos que mantienen este Estado de las cosas y que día a día cumplen una lenta pero inexorable masacre, hecha de gente asesinada en la calle o en comisaría (¿os suena de , algo Cucchi?), detenida y muerta en prisión, expulsada y enviada a morir a otra parte, asesinada directamente en lugares de conflicto alrededor del mundo donde cumplen sus misiones…
De una de estas escuelas salieron los mismos carabineros implicados en la masacre de Plaza Fontana y todas las sucesivas.
El gesto por el que Alfredo y Anna arriesgan ser sepultados en prisión, además de no haber causado víctimas, se diferencia por otro aspecto de las masacres de Estado: por la profundidad y ética que lo caracteriza. El gesto que se les imputa no estaba dirigido a imponer autoritarismo y represión, sino a su opuesto: a abrir grietas de libertad en un mundo de cadenas, atacando uno de los anillos principales.
Como anarquistas no podemos retroceder ante un salto represivo que intenta, cada vez de forma más clara, procesar las intenciones y la ideas, y es justo por esto que debemos continuar afirmando que todavía estamos por la destrucción del Estado y la construcción de un mundo libre de cárceles, jerarquías y autoridad; que todavía estamos por el ataque violento contra hombres y estructuras de Estado y Capital y por la insurrección, única vía posible para abrir un sendero no marcado en ningún mapa, asesino que se llama libertad.
[Cartel y octavilla pegado y repartido en Lecce.]
Pdf: StragistaA3
Fuente: Biblioteca Anarchica Disordine
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Udine: proyección del vídeo BOMBE SANGUE CAPITALE (2006)
“¡Bombas! ¡Sangre!” ¡Anarquía! Era una de tantas consignas del ’68, puede que ni siquiera el más veleidoso (se evocaba el trágico ataque al hotel Diana de Milán en 1921), recalcado con algo de inconsciencia por el compañero Valpreda – luego acusado injustamente de ser el autor de la masacre del 12 de diciembre de 1969 en el Banco de la Agricultura en Plaza Fontana, Milán.
“¡Bombas! ¡Sangre! ¡Capital!” era el título de una octavilla de Ludd-Consigli proletari difundida en Milán a principios de Enero de 1970. Denunciaba sin rodeos que la masacre, y el asesinato del anarquista Giuseppe Pinelli ocurrido en la comisaría tres días después eran obra del Estado.
Un manto de plomo había caído sobre todo el país: las luchas del Otoño Caliente de 1969 y la experiencia de contestación generalizada y extendida estallada el año anterior tenían que ser canceladas y había que grabar indeleblemente el terror en las conciencias. Esto fue el stragismo italiano.
Hoy, diciembre de 2022, los compañeros anarquistas Alfredo y Anna han sido condenados por ataques demostrativos, ocurridos en lugares desiertos y dirigidos contra estructuras militares, que sin embargo ellos no reivindican. ¡Con la acusación de stragismo!
Hoy, quien en este país evoca con los hechos la posibilidad de luchar y devolver al Estado un poco del terror y de la violencia con la que (el Estado) aterroriza y reprime (a inmigrantes, proletarios, detenidos, trabajadores en piquetes y hasta sindicalistas legalmente reconocidos!) debe ser ejemplarmente castigado.
Solidaridad con todos los presos en lucha! ¡Stragista es el Estado! ¡Contra la diferenciación, contra el 41 bis, contra la cadena perpetua, contra todas las cárceles!
Anarquistas
Assemblea permanente
contro il carcere e la repressione
del Friuli e di Trieste
Associazione “Senza sbarre”
c.p.129, 34121 Trieste
Fuente: ilrovescio.info
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Roma: proyección del documental “BOMBE, SANGUE E CAPITALE” Plaza Fontana 1969 en el Bencivenga Occupato
12.12.2020 en el Bencivenga Occupato a partir de la 18.00 – Proyección del documental “BOMBE, SANGUE E CAPITALE” Piazza Fontana 1969, seguido de discusión sobre stragismo de Estado y violencia revolucionaria.
Fuente: infernourbano.altervista.org
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El vídeo “BOMBE, SANGUE E CAPITALE” en italiano aquí
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Otra iniciativa de este verano:
Bolonia: “Bolonia, 2 agosto 1980: Masacre de Estado” – Asamblea y bloque solidario con Anna, Alfredo y Juan en manifestación, verano 2022.
Alfredo, Anna y Juan son prisioneros anarquistas del Estado italiano.
Anna y Alfredo arriesgan cadena perpetua después de haber sido condenados por el Supremo en el juicio que siguió a la operación Scripta Manent, por masacre política por un artefacto explosivo encontrado fuera de la escuela de carabinieri de Fossano (Cuneo). Alfredo se encuentra en régimen 41 bis desde mayo, sepultado vivo por no haber dejado, aun en la cárcel, de decir que atacar jefes y figuras del Estado frente a la violencia que recibimos de su parte todos los días, es justo y deseable.
Para Juan, el 9 julio, han pedido en primer grado de juicio 28 años de cárcel con la acusación de atentado con finalidad de terrorismo por dos artefactos encontrados fuera de la sede de la Lega en Villorba (Treviso).
Es evidente que el Estado legitima masacres y muertes que él mismo provoca a voluntad, basta pensar a los muertos en el mar, en el trabajo, en la cárcel o a la bomba explotada en plaza delle Medaglie d’Oro en Bolonia el 2 de agosto de 1980. El Estado, seamos realistas, se funda sobre la violencia y capacidad de sacrificar gente común, explotados, explotadas, gente como nosotros.
Es evidente que el endurecimiento de la represión del Estado contra el movimiento y las ideas anarquistas es una advertencia para todo el que se quiera rebelar contra él y contra lo existente.
En este sentido queremos romper el silencio que rodea estas dos recientes condenas formando un bloque solidario con Anna, Alfredo y Juan durante la manifestación del 2 de agosto en Bolonia. Para reafirmar que el Estado se basa en las masacres para mantener intactas las relaciones de explotación que rigen toda democracia. Para apoyar a quien se opone a todo esto.
AL LADO DE ANNA, ALFREDO Y JUAN,
AL LADO DE QUIEN COMBATE CONTRA EL ESTADO Y SUS MASACRES
Fuente: tribolo.noblogs.org
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Nos parece el caso de trascribir unas palabras una declaración de Juan Sorroche, a quien también intentaron acusar de masacre sin que prosperase. Aún así, la condena es elevadísima.
Extracto de la declaración de Juan en la audiencia del 17 Abril 2021
[…]
MASACRE (STRAGE 285)
Respecto a la grave acusación de masacre quiero aclarar algunas cosas y refutar con fuerza este delito.
Una acusación muy grave e infundada para crear un clima y un contexto de emergencia con un juicio ejemplar. Al subir el listón al máximo nivel de gravedad con el delito de masacre, consiguen pasar a un segundo plano los delitos de terrorismo, creando así la posibilidad de aplicarlos más fácilmente con condenas elevadísimas.
Esta es hoy una táctica concreta, común en las magistraturas de antiterrorismo en diversos juicios contra anarquistas que luchan. Las masacres como método violento no pertenecen al anarquismo y lo rechazo categóricamente.
La violencia revolucionaria en el anarquismo de ayer como en el de hoy siempre ha sido éticamente contraria a la violencia indiscriminada contra la masa inocente.
Éste es un fundamento de base en los principios del anarquismo.
Hoy el Estado quiere acusarme de ser un stragista [provocar masacres] por ser anarquista, y esto es especialmente engañoso, sobretodo viniendo de la boca del Estado italiano que en los 70 asesinó al anarquista Pinelli y encerró al anarquista Valpreda, acusando e investigando decenas y decenas de anarquistas para inculparles por la masacre del Banco Nacional de Agricultura de Milán.
El Estado es el único responsable de la masacre y nosotros, anarquistas, desde 1970 seguimos y seguiremos acusando al Estado como único responsable de la época del stragismo [conocida como estrategia de la tensión o los años de plomo] y que durante todos éstos años ha hecho de todo para salir impune.
Por esto me corresponde como anarquista recordar nuestra historia y nuestros muertos asesinados por el Estado, como quiero hacer hoy ante este tribunal que probablemente dirá que esta tema no tiene nada que ver con el juicio. Y justo por esto me gustaría recordar y señalar a la magistratura que muchos políticos y magistrados del período stragista de los años 70 son los mismos que todavía hoy protagonizan la vida pública italiana, por lo que no veo con que legitimidad me acusáis.
El Estado, ayer como hoy, quiere borrar de la memoria colectiva todo el contexto político y social de la lucha de los explotados y de los anarquistas, que tienen su propio objetivo histórico de conflicto contra el Estado-stragista.
En cambio la violencia indiscriminada de los Estados de las matanzas y los genocidios siempre ha pertenecido a las estructuras estatales y al dominio capitalista, como demuestran las recientes masacres de Estado: por ejemplo los 14 presos asesinados dejándolos morir en la cárcel durante las revueltas de marzo 2020 o el puente Morandi de Génova con 43 muertos o también las consecuencias tóxicas de la sociedad capitalista con el estilo de vida consumista y el sinfín de venenos que produce, que es causa principal de tantas enfermedades como ésta pandemia, en un continuo genocidio de personas, y destrucción de la biosfera llevándonos a un colapso e imposibilitando una vida digna para todo el planeta.
[…]
Quiero aclarar algunas cosas sobre el atentado del que me acusáis. Respecto a las bombas en la sede de la Lega está claro que se pretende obviar el contexto social en el que están enmarcados. Sobretodo cuando viene bien a la fiscalía y al encauzamiento de la investigación, negando su naturaleza de conflicto social que va más allá de los hechos específicos.
Los distintos fiscales se explayan tranquilamente, con documentación disparatada, en profundas divagaciones e interpretaciones de todo un contexto de lucha política y social que es imposible abordar en el marco temporal de este juicio, por lo que me gustaría hablar un poco del contexto social y político en el que encaja la acción que me acusan, dadas las mistificaciones.
Me gustaría aclarar algunas cosas ya que se me acusa del ataque a la sede de la Lega de Villorba. Es un hecho que la Lega es un partido fuertemente racista, misógino y xenófobo, algo que ellos mismos niegan hipócritamente, como hacen los peores negacionistas del Holocausto.
Otro detalle que me gustaría aclarar es que la Lega, si no recuerdo mal, era uno de los partidos políticos al frente del Estado italiano cuando ocurrió la acción de Treviso. Además, últimamente está a la vista de todos el conflicto que existe en el mundo frente a un racismo estatal estructurado como en América, Francia y Brasil.
Lo que quiero decir es que el racismo, la xenofobia, el patriarcado ejercen una violencia sistemática e intrínseca a la estructura estatal y, por tanto, a cualquier partido político, y que es una violencia mucho mayor y más masiva que la que me acusáis hoy aquí. Estos son los mecanismos sistemáticos a través de los cuales se rige todo el sistema social capitalista de vuestra sociedad, que hoy pretende acusarme de terrorista, acusación que redirijo al remitente.
El Estado italiano quiere borrar conscientemente lo que ha hecho en el pasado como si nada hubiera pasado. A menudo es demasiado fácil olvidar que Italia fue un país fascista aliado de los nazis y cómplice del Holocausto.
Al igual que queréis ocultar hoy la violencia de las masacres y genocidios perpetuados por el racismo de Estado, como por ejemplo en el Mediterráneo, en Libia y en el gran campo de concentración de la isla de Lesbos en Grecia o con la explotación esclavista de los inmigrantes. La fiscalía y los distintos cuerpos militares que me han detenido, que me tienen preso y que quieren juzgarme hoy, sirven para consolidar el estado racista y mantener su poder de explotación sin cambios. Queréis borrar de un plumazo los altísimos niveles de racismo social que se respiran hoy en Italia y que vosotros, como Estado, habéis fomentado durante años en toda la sociedad italiana haciéndolo pasar por algo desprovisto de violencia, una simple opinión… queréis pasar por alto estas cuestiones fundamentales.
[…]
Juan Sorroche