Desde el 20/10 Alfredo Cospito está en huelga de hambre contra el régimen penitenciario que le ha impuesto el Estado italiano, bajo el nombre de 41 bis. Alfredo Cospito está preso desde 2012, tras haber asumido la responsabilidad de haber herido a Roberto Adinolfi, director de Ansaldo Nucleare, acción llevada a cabo por la Federación Anarquista Informal/Frente Revolucionario Internacional (FAI/IRF). Desde entonces, el compañero permanece impenitente y sigue comprometido con la causa de la liberación social. Por este motivo, el Estado italiano decidió imponerle a partir del 5 de mayo el régimen del 41 bis, una cárcel dentro de la cárcel en la que estará 23 horas al día en régimen de aislamiento, con una hora de patio y reunión con otros presos, decididos por la dirección de la prisión, imponiéndole un control total, incluso sobre con que compañeros de prisión podrá relacionarse. La comunicación con amigos y familiares se limitará a una reunión de una hora al mes, detrás de un cristal, o a una llamada telefónica de 10 minutos que el familiar tendrá que hacer desde una comisaría u otra prisión. También se restringe su derecho a poseer libros y material impreso, además de su correspondencia. El régimen de exepción impuesto por el Estado italiano a los presos y detenidos políticos a través del 41 bis se aprueba ahora para toda la consideración de la condena y no para los 4 años para los que era válido en un principio.
El 41 bis es un régimen de exterminio político, social y sensorial, cuyo objetivo es la eliminación total de todo contacto con el mundo exterior. El objetivo no es otro que el exterminio físico y moral de quienes eligen el camino de la justicia revolucionaria contra la tiranía del Estado y del capital. Exterminarlos u obligarlos a renunciar a su acción, esa es la esencia de las leyes de la justicia burguesa, las llamadas leyes «antiterroristas», que prevén condiciones especiales, pabellones y centros de detención, aislamiento, tortura y penas que buscan exterminio, destinadas principalmente a las organizaciones revolucionarias y a sus miembros, que los Estados etiquetarán como terroristas.
Aquí es donde surge la doble contradicción del terrorismo de Estado. En primer lugar, califica de terroristas a quienes se rebelan contra el terrorismo de clase impuesto por los gobernantes, reservándose el exterminio físico y moral mediante sus mecanismos, y al mismo tiempo los mismos mecanismos no reconocen la condición de preso político u opositor político en aquellos a quienes intentan exterminar. El Estado, por tanto, no puede hacer verdadera justicia porque no puede decir la verdad. La «justicia» burguesa no es más que un mecanismo para imponer y perpetuar el poder de clase sobre la sociedad.
Desde los años ’60 y su propio asalto al cielo, el archipiélago del movimiento revolucionario y antagonista en suelo italiano, con manifestaciones armadas autodefendidas, ocupaciones de fábricas y casas, auto-movilizaciones, organización de movimientos feministas armados y organizaciones revolucionarias, ha demostrado que nada es inalcanzable. Desde las acciones de la BR/PCC [Brigadas Rojas por la construcción de un partido comunista combatiente – ndt] en los años ’90 y 2000, hasta los ataques de la FAI/IRF y del compañero Alfredo Cospito, el hilo revolucionario continúa tejiéndose con actos de resistencia y emancipación que declaran activamente que nada ha terminado, y que los proyectos y visiones revolucionarios siguen siendo relevantes y vivos en las filas de los oprimidos. Y es este hilo, la continuidad histórica y la memoria, lo que el gobierno fascista de Meloni, como todos los anteriores, quieren silenciar y erradicar. Ante al archipiélago del movimiento revolucionario en sus territorios, el Estado italiano se ha visto obligado a desarrollar durante décadas una serie de herramientas represivas y contrainsurreccionales, de las que el régimen 41 bis es una evolución. A día de hoy, con la imposición de por vida del régimen de tortura del 41 bis, el Estado italiano conduce claramente a sus oponentes políticos, quienes intentan hacer justicia a los oprimidos, al aislamiento y la tortura.
Este ataque a los presos insurgentes y militantes no está desligado de la profundización general de la fascistización del sistema político italiano. Este Gobierno, utilizando una retórica y unas prácticas de extrema derecha, dirigiéndose a las partes más reaccionarias de la sociedad, está intentando construir una Italia fortaleza tanto dentro como fuera de las fronteras. Con una política criminal contra la inmigración, la prohibición de la entrada de inmigrantes en el país y el asesinato de miles de ellos en las fronteras marítimas, el Estado italiano es una parte importante de la política racista y fascista de la Unión Europea.
El giro hacia la extrema derecha es una condición que encontramos no sólo en suelo italiano, sino en todo el territorio europeo, como respuesta de las clases dominantes a la prolongada crisis de las últimas décadas. Esta es la condición que tenemos que afrontar también en el territorio griego, con un ataque sin precedentes contra las bases, que incluye la sistematización de los asesinatos de Estado por parte de la policía y el ejército en el territorio y en las fronteras, una profundización de la exclusión económica y social de los oprimidos y una represión brutal contra las resistencias que provienen de las filas de los oprimidos. Un hilo conductor entre los dos Estados es el intento de sepultar almas en tumbas de hormigón cada vez más profundas es. La huelga de hambre del compañero tiene lugar en un momento en que las cárceles griegas también están en ebullición por las movilizaciones de presos en los mayores centros penitenciarios del país. Miles de presos y presas se oponen al nuevo código penitenciario, expresando a diario su resistencia y disconformidad. Un código que se dirige a los procesados por los delitos 187 y 187A (a los procesados por organizaciones criminales y terroristas), reduce los permisos, suprime marginalmente la libertad condicional, otorga poderes preponderantes a las respectivas prisiones y viene a desmantelar las luchas de los presos por una vida mejor dentro de la cárcel.
Mientras el sistema judicial afirma sin tapujos que su papel es torturar a quien se resista y que su lugar está junto a los opresores, los Estados hablan entre ellos e imponen «orden» a través de los órganos diplomáticos. Organismos que no son más que la evolución natural del colonialismo, la expresión burocrática y material del imperialismo, y que desempeñan el papel de custodios de los intereses de todo Estado y de la reproducción del capital al que sirven en el sistema capitalista internacional. Este sistema no es impersonal, está formado por personas que ocupan puestos en su jerarquía, personas que, con esta elección, eligen conscientemente de que parte estar en la guerra de clases y la guerra social generalizada. Los actos de antiviolencia revolucionaria que se dirigen contra ellos, devolviéndoles un poco del miedo que siembran contra la sociedad, haciéndoles saber que no son invulnerables y que sus decisiones tienen un costo, son al mismo tiempo un ataque a las políticas y diseños del sistema. Con la vista puesta en la revolución social y la solidaridad internacionalista, decidimos enviar nuestra propia señal de solidaridad al compañero y a la lucha contra el régimen del 41 bis. Elegimos atacar los vehículos de la Primera Consejera de la Embajada de Italia en su residencia privada de la calle Blesa 68, en Papagos. Aparecimos en la noche y desaparecimos en ella, tomando parte activa en la guerra que estamos viviendo. Una guerra en la que tenemos que estar a la ofensiva, exigiendo justicia. Promoviendo la contra-violencia revolucionaria y la lucha continua. Por los masacrados de la guerra, nuestras hermanas y hermanos que no han vuelto a casa, por los perseguidos de esta tierra, los que luchan por un mundo que alberga muchos mundos. Siempre por la Anarquía.
COMPAÑERO ALFREDO, NO IMPORTA CUANTO TRATEN DE SEPULTARTE, NO TE OLVIDAREMOS JAMÁS
VICTORIA PARA LA HUELGA DE HAMBRE DE ALFREDO COSPITO
SOLIDARIDAD CON LOS PRISIONEROS DE GUERRA Y LOS QUE COMBATEN EN LOS INFIERNOS
TENDREMOS LA ÚLTIMA PALABRA
Núcleo de Venganza “Carlo Giuliani”
Fuente: darknights.noblogs.org, lanemesi.noblogs.org
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Nota de “La Nemesi”:
Susanna Schlein, hermana mayor de la diputada Elly Schlein (se presenta en las primarias como líder del Partito Democratico) está por emprender una brillante carrerra diplomática, es Primera Consejera de la Embajada italiana en Grecia. Después de desempeñar cargos en Alemania y Albania, en septiembre de 2021 obtuvo el papel de Primera Consejera, convirtiéndose en la segunda responsable de la embajada italiana en Grecia. El 2 de diciembre alrededor de las 03:50 una serie de explosiones despertaron a la Schlein: el automóvil privado de la diplomática, un BMW aparcado en el garaje de su casa situada en el barrio ateniense de Papagos, ha sido destruida a causa de un artefacto incendiario que, después de encenderse, ha hecho explotar el depósito y los neumáticos del vehículo. Otra botella incendiaria colocada debajo del segundo automóvil de la diplomática, un vehículo de servicio, presumiblemente no se encendió a tiempo y fue encontrada tras el incendio del primer automóvil. El 7 de diciembre la acción ha sido reivindicada por el núcleo de venganza “Carlo Giuliani” en solidaridad con el anarquista Alfredo Cospito en huelga de hambre indefinida contra el régimen penitenciario 41 bis y la cadena perpetua sin posibilidad de beneficios.
Curiosidad vista en el canal internacional de telegram “no41bis”:
Una tía de Carlo Giuliani, el joven asesinado por un carabiniere durante los disturbios contra el G8 en Génova, murió hace treinta años mientras trataba de colocar una bomba en la embajada americana de Atenas. Elena Angeloni, médica de profesión, quería protestar contra el régimen de los coroneles que afligía al país helénico. Un gesto antifascista que le costó la vida. Junto a ella murió un estudiante de Chipre. El artefacto explotó mientras ambos lo transportaban.
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