De esto es capaz el mundo
que ha dejado de ser un mundo.
Convertirse totalmente en horror.
Convertirse en una prisión total.
No hay medida para el horror
pero tampoco para el amor que lo desarma.
Alfredo, tú nos enseñas
que la libertad absoluta existe
y hay que pagar un precio cada día
para no tener que pagar el precio.
Mientras los espectros se alimentan de sus joyas
y de sus escritos procesuales
hechos de papeles, normas, artículos y decretos,
mientras se deleitan con sus desiertos
creyendo poder extirpar
lo que ha sido sembrado
en hordas preciosas de cuerpos y siglos,
no nos queda mas que un tumulto en el corazón
y el amor inaudito que tejerá esta enésima afrenta.
A los verdugos la escuálida contabilidad
de un esplendor incognoscible,
el rostro pétreo de su terror
A los siervos, a los cómplices, a los devotos,
a quienes ven pero no quieren ver,
sólo el abismo de su mezquindad,
el infierno de su soledad.
Alfredo,
ante la tortura y el tormento
que cada uno de nosotros pueda
arrancar una brizna de tu hambre
quitar un gramo de tu dolor
sacar una gota de tu sed.
Ser tu flanco, estómago, espalda,
sangre y saliva.
Ser tus manos, piernas, ojos y dientes
que muerden la oscuridad que te estrecha.
Ser cuerpo en tu cuerpo
Grito en tu grito.
Revuelta en tu revuelta.
Todos los días soñamos tu sueño.
Todos los días soñamos el insulto de las estrellas al caer la oscuridad.
Soñamos el olor del fuego en la ciudad asediada.
El fragor de los castillos que se derrumban.
Las llamas, las danzas, los gritos de alegría.
Todos los días soñamos con la suprema belleza de la tormenta,
el furor de las olas, la desvergüenza del cielo barrido por el viento.
Soñamos las inmensas e indescifrables bandadas de estorninos,
el suntuoso eco de alas y estridores.
Como niños perdidos sobrecogidos por sus cantos.
Con las mejillas encendidas y los ojos en el horizonte
corremos hacia el océano que nos espera.
Todos los días soñamos contigo.
Todos los días corremos contigo.
Que cada uno de nosotros
pueda ser coraje en tu coraje.
Odiando al enemigo,
frente al ultraje.