El 41 bis es el vértice extremo de una máquina represiva que trabaja para cerrar todos los espacios que permitan continuar luchando. Apoyar la lucha de Alfredo es una cuestión de autodefensa colectiva cada vez más urgente.
Traducimos un fragmento de una octavilla distribuida en la concentración solidaria con Alfredo Cospito, contra la tortura y la represión el 27 enero en Bolzano.
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Hace unos meses el compañero Juan Sorroche ha sido condenado a 28 años de cárcel por un ataque a una sede de la Lega en el que nadie resultó herido. En las próximas semanas, en Trento está prevista la sentencia para cuatro compañeros sujetos a medidas cautelares en una investigación sobre hechos inconexos, con la solidaridad anticarcelaria como único hilo conductor; en Bolzano, la sentencia de apelación para los compañeros condenados en primera instancia a más de 160 años de cárcel por la marcha contra las fronteras en Brennero de 2016. Al mismo tiempo, cada vez con mayor frecuencia la concesión de medidas alternativas va unida a auténticas pretensiones de retractación. Un clima que no reguarda sólo a los anarquistas; basta pensar en el trato reservado a sindicalistas de base, estudiantes, activistas por el clima… El 41 bis es el vértice extremo de una máquina represiva que trabaja para cerrar todos los espacios que permitan continuar luchando. Apoyar la lucha de Alfredo es una cuestión de autodefensa colectiva cada vez más urgente.
Assemblea bolzanina contro carcere e repressione