El jueves 1 de junio se ha cerrado, con sentencia en primera instancia, una página de la arremetida represiva que está golpeando a compañeros y compañeras de la Assamblea permanente contro il carcere e la repressione del Friuli e Trieste.
Casi una batida de caza por parte de la digos, que ha mostrado su rostro más característico y tétrico de policía política, avalada por la fiscalía y los tribunales (de la moderna inquisición).
Una caza de brujas que nos ha llevado a los tribunales con varios cargos por instigación a la delincuencia y difamación agravada hacia figuras institucionales de las cárceles de Udine y Tolmezzo.
¿Porqué estas acusaciones?
Por haber mostrado públicamente solidaridad a los compañeros y compañeras investigados y encarcelados en el contexto de la operación represiva “Renata” y por haber expresado que compartimos la visión de que la acción directa contra los aparatos militares y los bancos que los financian, las sedes de partidos políticos racistas y las instituciones totales, es justa.
Por haber hablado en las calles y en la transmisión radiofónica Zardins Magnetics de las historias de revolucionarios y revolucionarias del pasado reciente, reivindicándolas como parte importante de nuestra historia de oprimidas y oprimidos que intentan no doblegarse al dominio.
Por haber hecho de caja de resonancia de los testimonios de los prisioneros de las cárceles de Udine y Tolmezzo y por haber dicho nombres y apellidos de las figuras institucionales responsables de la insalubridad, de la psiquiatrización de los presos, de la mala gestión de la pandemia del covid 19.
La sentencia, que prevé la condena de un año de reclusión por instigación a la delincuencia para un compañero y la condena por difamación agravada para una compañera con una pena multa de 3000 euros, demuestra la voluntad de la digos, fiscalía y tribunal de reprimir tanto como sea posible las luchas contra la cárcel y las instituciones totales,
tratando de hacer tierra quemada alrededor de quien las practica y de criminalizar hasta el simple hecho de pensar la posibilidad de la acción directa contra el Estado.
Una caza de brujas, si, porque aquí el verdadero crimen que había que identificar, determinar y reprimir ejemplarmente es haber hablado de forma franca, denunciado públicamente, delante de todo el mundo, en las calles, “categóricamente” (como nos ha señalado un compañero, kata-agorein significa literalmente “someter un discurso a la plaza”). No sólo haber solidarizado, sino catalizado y promovido el movimiento de protesta entre 2019 y 2020 en la cárcel de Udine, abandonada desde hace años al degrado y olvidada por todos. Sí, queremos la destrucción de la cárcel, la destrucción del extremismo inhumano y represivo que provoca aislando y anulando la identidad de quien es encerrado. Hablamos de forma franca, en una sociedad que dicta las reglas y golpea a quien se desvía, una sociedad que no se limita a censurar, sino que con la propia lengua impone la realidad inhumana del capital, una lengua impuesta a todo el mundo por el aparato educativo y formativo como una herramienta para ocultar los propios sentimientos más auténticos, el conocimiento intuitivo, por ejemplo, que ensañarse con personas indefensas no es normal. Esta lengua falsa que se habla en los tribunales y en las articulaciones del Estado democrático no se limita a censurar las palabras auténticas (“torturador”, “chanchullera”) sino que dirige a todos a hablar, pensar y sentir como ella desea, en lugar de como nos gustaría hablar, pensar y sentir, y lo hace tanto cuanto más uno se rinde inconscientemente a ella.
Unas palabras más sobre este asunto, que nos enseña que el dominio no tolera que alguna o alguno salga del automatismo psicológico que lleva a la “normal” eliminación de un pasado de lucha revolucionaria en este maldito país en el que los movimientos antagonistas no logran liberarse de un vasto bagaje de disociación y rendición. En tiempos de elogio de la falta de compromiso, de desmovilización, de resignación hacia toda hipótesis de abatimiento de lo existente, hemos sido testigos a nuestra pequeña manera de una realidad bien distinta de prácticas y de acción directa contra el dominio y el capital, una realidad que nunca ha aceptado ceder a sus compromisos ni a ninguna recuperación democrática, y que ya no acepta seguir siendo sepultada por el olvido.
Lo confirma el movimiento, minoritario pero, también en Friuli Venezia Giulia, consistente, que se ha formado por la campaña de solidaridad con la huelga de hambre de Alfredo Cospito contra ergastolo y 41 bis. Una campaña en la que la critica al sistema carcelario ha sido la columna vertebral, que iba acompañada (en sus mejores vertientes) de una crítica más amplia y general, que incluye la oposición al estado de excepción permanente y a la amenaza de guerra nuclear desencadenada por la OTAN, formas de mantener el terror de los gobiernos, la obediencia de los gobernados y la supervivencia del Occidente capitalista.
Una lucha que continuaremos, al lado de todos los prisioneros que no se doblegan y de todas las rebeldes, de cada explotado y de cada proletaria que encontremos en nuestro camino, con la acción directa, rechazando toda delegación, sin vacilaciones, hablando francamente.
Entretanto, el sábado 10 de junio a las 14h estaremos de nuevo fuera de la cárcel de Udine en una concentración solidaria con los presos.
5 de junio de 2023
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