Extractos (a manos de lxs compañerxs de la transmisión radiofónica zardins magnetics) de la declaración de Alfredo Cospito leída en la sala del tribunal el 9 de septiembre de 2020 por el recurso de apelación del juicio Scripta Manent
Entre corchetes [ ] comentarios a traducción y contextualizaciones.
Para nosotros anarquistas el fin no justifica los medios, creemos firmemente en el carácter ético de los medios que usamos, para nosotros los medios justifican el fin, no al contrario.
Por eso debo reiterar que nunca he hecho apología de las masacres [strage en italiano] o del asesinato en masa (como ha afirmado –el fiscal– Sparagna en una audiencia pasada). El fiscal se confunde, confunde deliberadamente «terrorismo» con el de «masacre».
Dos feas palabras (sin duda): una me pertenece, el «terrorismo», la otra me es totalmente ajena, el «stragismo».
[…]
Sparagna, para crear el monstruo («el anarquista sanguinario», yo mismo, para entendernos), ha pescado en el contexto de muchos de mis escritos, extrapolando frases al azar. Frases que son el resultado de una diatriba (de uno de los muchos debates) que atraviesa nuestro movimiento, «la legitimidad del uso o no del término ‘terrorismo’ en ámbito anarquista». Para quien no es anarquista, es difícil comprender la pasión con la que los anarquistas chocamos sobre ciertos temas.
El sentido (real) de esta discusión sobre terrorismo (utilizada por la acusación en clave incriminatoria) en realidad gira en torno a mi convicción (solitaria, soy prácticamente el único que sostiene tal posición en el ámbito anarquista)…decía, sobre mi convicción que no debe ser el poder quien decide que definición sea justo usar o no.
Desde sus orígenes, los anarquistas han usado la palabra «terrorismo» (en mi opinión en modo correcto) en el verdadero sentido original: defender a la pobre gente de los explotadores, de los capitalistas.
En los años ’70, la palabra «terrorismo» cayó en desgracia, utilizada sólo de manera despectiva por toda la izquierda revolucionaria, incluidos los anarquistas.
¡Ba! Yo como de costumbre, he remado en contra, he metido en discusión el dogma de muchos revolucionarios por el cual solo el Estado es terrorista. Que quede bien claro, son dos tipos diferentes de terrorismo, el de los Estados y el de los anarquistas.
El terrorismo anarquista es históricamente hijo del Resurgimiento [época de la ocupación de Italia por países extranjeros]. Es hijo, por más que os escandalice, de Pisacane y Mazzini [dos revolucionarios de esa época]. Para Mazzini, el terrorismo asumía un significado no despectivo, hablaba sin falsos moralismos de acciones terroristas, y las organizaba poniéndolas en práctica. No soy un hipócrita, al menos esto me lo deberíais conceder vista mi (suicida) falta de pelos en la lengua, siempre he dicho lo que pensaba claramente sin giros de palabras, poniendo concretamente en riesgo mi propia libertad y temo que en este caso también la de mis coimputados. Y entonces por eso os digo muy claramente que, en lo que a mí respecta, el terrorismo anarquista no contempla de ninguna manera las masacres.
Al contrario de aquello de los estados que bombardean a poblaciones inocentes, que vuelan trenes, estaciones, bancos, golpeando a inocentes. Por eso me he indignado cuando el fiscal ha dicho que yo habría hecho apología del stragismo, obligándome a intervenir, cosa de la cual no tenía ninguna gana.
Llegados a este punto os preguntareis: ¿por qué no te has distanciado de esas acciones stragistas de las que se te acusa? Y aquí llegamos al meollo del asunto, simplemente porque estoy convencido de que no se trata de masacres. […] la acusación de haber provocado una masacre es contraria a mi ética, me repugna. En esta sala he apreciado positivamente estas acciones porque no las considero masacres, ciertamente acciones terroristas pero que no tenían el objetivo de golpear en el montón, de matar inocentes.
[…]
[lee de un comunicado de una audiencia precedente] «Mi complicidad ideal va a los hermanos y hermanas de la Cooperativa Artigiana Fuoco e Affini’ FAI (cooperativa artesana de fuegos y afines FAI), a los hermanos y hermanas de la FAI-RAT (Revuelta Anonima Tremenda) y a los hermanos y hermanas de la Narodnaya Volja-FAI» (y luego añado) «sean quienes sean, estén donde estén».
Como veis, en relación con aquellos que reivindican estas acciones uso los términos hermanos y hermanas y además con la frase final «quienquiera que sean y dondequiera que estén» hago entender claramente que no tengo la mínima idea de quiénes son y dónde están, ¡más claro que así!
Considérese que hablo de «complicidad ideal», para nosotros los anarquistas son palabras importantes, quiere decir que aunque no sabiendo quién las haya hecho, me siento idealmente cómplice porque las apruebo, las considero justas.
[…]
Ningún acto auto-acusatorio por mi parte, ni mucho menos hetero-acusatorio como dice el fiscal. Voy adelante, sigo con la otra frase incriminada: «De todos modos sigo optimista y de buen humor porque la lógica de 1 + 1 = 2 me dice que los compañeros que han golpeado siguen todavía en libertad y por lo tanto en grado de volver a golpear». También esta frase me parece clara.
Sabiendo que Anna y yo no pusimos esas bombas, convencido de que los coimputados que conozco no tienen nada que ver, metidos en medio solo porque nos veíamos. Convencido de que aquellos entre mis coimputados, a quienes nunca he visto en mi vida como persona libre, en esa época eran demasiado jóvenes para haber colocado esas bombas. Hago las sumas, y la lógica del «1 + 1 = 2» me hace pensar que quienquiera que hizo esos ataques está libre como un pinzón, probablemente ni siquiera está controlado visto que habéis detenido a los culpables equivocados, y esto me ponía de buen humor. Yo no apoyo al Estado, nunca he ocultado mis simpatías hacia quienes practican la acción directa, y ciertamente no cambio de idea sólo porque termine en la maquinaria de la represión.
Sparagna dice que esta frase es ambigua, a mí no me lo parece, de todos modos ese era el significado. La prueba del 9 que definitivamente pone fin a la fantasiosa teoría de la auto-acusación la encontramos más adelante en una frase no citada por el fiscal. En la cual sostenía que si bien no quería entrar en el mérito de las acusaciones y de las así llamadas pruebas, me apetecía decir que los hermanos y hermanas de la FAI-FRI siempre habían reivindicado sus acciones con la cabeza alta ante los jueces, asumiendo la propia responsabilidad. Como de hecho hice también yo en Génova (añado ahora) para no dar lugar a montajes.
[…] La reivindicación en la sala de las propias acciones es una práctica generalizada y consolidada para quienes reivindican con ese acrónimo, basta dar un vistazo a todas las puntuales reivindicaciones ante los jueces de quienes sido detenidos con acusaciones similares a las nuestras con firma FAI en Grecia, Chile, etc. Si las acciones no se reivindican en la sala del tribunal, significa que entre los acusados no están los responsables. Esto es lo que pensaba en la época escribiendo aquel comunicado, y lo que escribí. Esta convicción mía creo que es evidente en la lectura de todo el documento y fue confirmada por el hecho de que ninguno de mis coimputados reivindicó las acciones. Cierto, desde un punto de vista procedimental lo que digo no tiene valor, lo entiendo, pero por muy ingenua que parezca esta convicción mía, esto es lo que quería decir con este documento, es difícil negarlo.
[…]
Ha llegado el momento ahora de hablar de la única prueba en mi opinión digna de este nombre de la investigación, sólo me concierne a mí y al atentado (imposible) de Parma, digo imposible porque el artefacto estaba apagado (posicionado en OFF), por lo que no podía estallar: la lógica nos dice entonces que había sido colocado únicamente para asustar. Esto probablemente explica el aire amenazador que tenía. La prueba consistiría en mi ADN en el dispositivo, para ser precisos en el asa de la bolsa que contenía el artefacto, según los informes periciales del mismo RIS de Parma, a quien iba dirigido el ataque. Los mismos golpeados por el atentado han investigado el atentado, ¿se puede hacer? Por cuanto parece sí. Esta prueba, entonces, concierne solo a ese atentado y exclusivamente a mí, pero crea la sugestión necesaria para condenarnos por los otros atentados con firma FAI.
[…]
Yo nunca he estado en Parma y nunca he hecho ese atentado, pero poco importa, no es una acusación difamadora para un anarquista. No me puedo llevar el mérito de haberlo hecho, pero lo comparto, y por lo tanto me siento idealmente cómplice, como me siento idealmente cómplice de todas las acciones anarquistas, reivindicadas o no, dignas de este nombre, como me siento idealmente cómplice de Bresci y de su regicidio, una afinidad natural, digamos de amorosos sentidos.
[…]
Yo personalmente, considero contraproducente incluso los coordinamientos, figurémonos las organizaciones, como he escrito varias veces, también antes de los acontecimientos (en este caso el fiscal también ha tenido cuidado de no citar esas palabras mías). Pero esto no es porque soy amable y bondadoso, sino porque considero ineficientes (instrumentos romos) las organizaciones y los coordinamientos en una sociedad compleja postindustrial como la nuestra. Y esto porque estoy convencido de que una organización es mucho más fácil de destruir, de desmantelar, que una sigla que cualquiera puede usar.
Cientos de individuos libres que se mueven autónomamente sin conocerse entre ellos, sin dirección de ningún tipo de forma caótica y por tanto vital.
La única cosa que los une es un acrónimo, una sigla que se hace símbolo, edificando en este modo un mito que se convierte en voz e instrumento para todos los oprimidos.
La comunicación (si queremos llamarla así) son las reivindicaciones escritas por desconocidos, dirigidas a otros desconocidos que las leen en periódicos, telediarios, webs de crónica, webs de la izquierda revolucionaria y anarquista.
[…]
Sólo en el momento de la acción se da la propia contribución y las únicas palabras que cuentan son las reivindicaciones. Esta dinámica tan simple, elemental, impalpable, anula la necesidad de una organización o de coordinaciones de cualquier tipo.
Transformando una simple sigla en algo mucho más peligroso de una organización, por muy poderosa que pueda ser. Una organización se puede derrotar militarmente o con la represión, un mito es mucho más difícil de erradicar, porque es etéreo, en práctica no tiene estructura de ningún tipo, no tiene organización y por tanto sigue creciendo. Siempre encontrarás un anarquista que de alguna manera con su propia acción decidirá autónomamente darle nueva vida firmando con esa sigla.
Esto naturalmente si el mito consigue captar el espíritu de la época, de lo contrario desaparecerá, así como apareció, y nacerá algo nuevo, y esto hasta que el mundo esté dividido en clases, explotadores y explotados y ningún tribunal del mundo podrá hacer nada.
[…]
Los anarquistas no hacen los partidos armados, y tienen una concepción totalmente opuesta, si luego queréis estrangular la realidad, la historia, para arrestar a 20 compañeros, hacerlo pues pero es verdaderamente instrumental y falseador.
Para terminar, pero esta vez de verdad:
Incluso en las «organizaciones» anarquistas del siglo XIX se habla de grupos de afinidad, de individualismo, de concepción anti-organizativa. No es un invento moderno, basta leer Carlo Cafiero: pequeños grupos de afinidad, singulares individuos que se mueven en un orden disperso, caótico, sin centro ni jerarquía. No es una invención de los anarquistas que se inspiran en las teorías de Bonanno: el grupo de afinidad, la concepción anti-organizativa siempre ha formado parte del modo de vida, de luchar de los anarquistas.
A propósito de Alfredo [Bonnano], su contribución, por cuanto a mí respecta, al anarquismo moderno es enorme, todos somos hijos suyos desde un punto de vista teórico. Y de revolucionarios que han dado tanto a la causa anarquista como él hay verdaderamente pocos por ahí: lejos de mí cualquier forma de desprecio, esa que Sparagna ha tratado de expresar de forma velada e indirecta. Nosotros los anarquistas discutimos también violentamente en el plano teórico, somos apasionados e impetuosos, está en nuestra naturaleza.
Los anarquistas no se alistarán nunca en una organización ni tienen direcciones estratégicas, promotores, ideólogos y monstruosidades similares: este es el abc de la anarquía.
Me doy cuenta de que es difícil hacerlo entender a un fiscal.
Alfredo Cospito
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[Declaración completa (italiano): roundrobin.info
Aquí una traducción: es-contrainfo.espiv.net]