Angelica Milia, la doctora de confianza de Alfredo, ahora puede verlo 1 vez a la semana. A continuación resumen de lo que cuenta en los micrófonos de radio Onda d’Urto después de la última visita (29 de diciembre):
A 70 días en huelga de hambre ha perdido 31 kilos, pasando de 115 a 84. El hecho de tener un físico fuerte le permite alargar el ayuno más tiempo. Los niveles son bastante buenos excepto los electrolitos, un poco bajos. De momento el calcio se mantiene en niveles correctos, aunque comenta que obviamente, si no comes, el cuerpo tiene que sacarlo de algún sitio (huesos).
Señala la importancia del potasio (un electrolito), fundamental para las contracciones involuntarias, entre ellas la cardíaca. La médica comenta que tras observar ondas particulares en el electro que revelan potasio bajo, se ha enfadado porque había dejado de tomar los suplementos, y también que Alfredo le ha prometido que volverá a tomarlos mientras esperan los resultados de los análisis.
Tiene la moral alta, y lo encuentra sonriente. Lúcido.
Está tomado algo de miel (en lugar de azúcar) para mantenerse consciente y controlar la hipoglucemia, consiguiendo evitar por el momento los bajones que le daban cuando tomaba azúcar.
Le han cambiado de celda hace dos días, tras lo cual vuelve a salir al patio con otros tres detenidos. Es un placer para él porque habla con estas personas. Tiene mejor color, estaba muy muy pálido por falta de luz. [Celda sin ventanas, con una especie de tragaluz en la parte superior que no permite ver nada; Había dejado de salir al patio por la obligación de estar toda la hora una vez que sales, y también porque, de las tres personas asignadas a su grupo de socialidad, dos llevan tantos años en 41 bis que ya ni siquiera salen de su celda, y una persona mayor, también bastante tocada por ese infierno, con la que no tenía nada que hablar].
Está leyendo, aunque se le nubla la vista por la carencia de vitaminas.