Primeras consideraciones sobre la sentencia en primera instancia del proceso «Scintilla»

Cuatro años más tarde – Sobre la sentencia en 1ª instancia del proceso «Scintilla» – Turín

En la espera de leer las motivaciones de la Sala Penal respecto a la sentencia de primer grado de la operación Scintilla, nos parece importante compartir algunas de las consideraciones de estas primeras semanas.

El dato más relevante es que todos los acusados han sido absueltos de la acusación de «asociación subversiva contra el Estado», artículo 270 del código penal, instrumento predilecto desde hace un par de décadas en las investigaciones contra grupos anarquistas en toda Italia.

Sin embargo, la caída del llamado art. 270 no debe eclipsar la naturaleza y las siempre ingentes consecuencias de esta tipología de operaciones represivas, tanto cuando la empalcatura acusatoria ve confirmada en la sentencia, como cuando recibe una denegación o cuando algunas partes vienen validadas a traves de condenas por hechos especificos, como en el caso en cuestión: desde el desalojo del Asilo Ocupado, hasta los meses de prisión en Alta Seguridad para siete compañerxs, hasta la clandestinidad de una de ellas terminada con la detención en Francia. Y de nuevo, las inevitables repercusiones bajo los golpes de tales repercusiones sobre un grupo que en Turín se obstinaba en llevar adelante sus propios caminos de lucha.

La carpeta de la acusación es inquietante no solo por sus dimensiones, sino que revela el remendado modus a traves de los cuales se mueven las procuras, cómo los datos más insulsos y los fracmentos de información vienen recombinados para los propósitos de la investigación. Con ojo lúcido, todo esto habla mucho más de la institución del tribunal que de cualquier hecho esta se proponga de pasar en judicato, que esto sea atribuido a anarquistas o a cualquiera que acabe bajo proceso. Es difícil negar que exista la criminalización en particular de algunos sujetos y de cómo esto actúe como dispositivo en procedimientos muchas veces ya confeccionados, pero también hay que reconocer la inescrutable portada odierna de la represión general. El marco interpretativo en las salas de justicia es siempre tosco, y en algunos períodos como este parece actuar aún menos sofisticado, utilizando bien pocas señales, por que de pocas hay necesidad, en una sociedad en la cual el derecho penal del enemigo es cuanto mas extendido y se convierte en instrumento privilegiado de gobierno – porque en la esfera siempre mas amplia de enemigo rientra ya sea quien por decisión se opone a las leyes y a las políticas estatales y patronales, ya sea quien es materialmente de mas, los tantos y las tantas inútiles al mundo y a las exigencias de esta organización social-.

En su función de regulación social, no hace excepción la operación que nos ve implicados y que en esta primera fase, a pesar de la caída del delito de asociación, ha establecido numerosas condenas:

– 4 años y dos meses por un artefacto a la empresa que gestionaba las comidas en algunos CIE italianos;
– 3 años por ayuda en incendio en el ámbito de una revuelta dentro del Centro C.so Brunelleschi;
– La condena por instigación a delinquir impuesta a diez imputados (para un compañero 1 año y 3 meses, mientras que para los demás 1 año).

Cayó también el delito de tenencia, fabricación y transporte de artefactos incendiarios, portándose detras cientos y cientos de páginas de pericias antropométricas.

Este tipo de consultorías que están encontrando cada vez más espacio en las investigaciones de las procuras italianas, incluso en detrimento de lxs anarquistas, pero que afortunadamente no han tenido rescontro en los dispositivos de sentencia, al contrario de la prueba genómica que también en este proceso parece haber dado lugar a la más grave de las penas impuestas en primer grado.

El concurso en incendio dado a una compañera por haber mantenido los contactos telefónicos durante una de las revueltas en el interior del entonces CIE de Turín y la «instigación a delinquir» siguen el mismo discurso a la base de toda la estructura acusatoria y la mirada colonial que la instituye: los reclusos dentro de estas «estructuras» no tendrían motivos y medios para rebelarse, se habrían quedado como buenos infrahumanos en pacífica espera de la deportación si los anarquistas no los hubieran incitado.

La realidad está muy lejos de esta sórdida perspectiva del buen salvaje en una jaula: en el 2015, al comienzo de esta investigación, acababa de terminar un período incandescente de luchas en todos los CIE italianos, en consecuencia del cual solo 5 de los 13 iniciales estaban en funcionamiento y con muy pocos sitios a disposición. Tras años de revueltas en los cuales las estructuras habían sido repetidamente incendiadas y destruidas, después de
evasiones masivas y las más imaginativas protestas colectivas, no es exagerado decir que la máquina de las expulsiónes había sido literalmente volcada en más de una ocasión por quien debía ser aplastado. Un conflicto que sin duda ha representado uno de los puntos más altos del conflicto de clase en la historia reciente de este país.

El mínimo que se podía hacer, en aquel punto, era aquello de añadir un poco más al apoyo a las rebeliones de los reclusos y construir un camino de lucha sobre la reestructuración general de los Centros de Identificación y Expulsión anunciada por el Ministerio.

En estos intentos de ampliar la lucha y llevarla fuera de los centros, ha sido sustancial la relación de confianza y solidaridad construida a través de herramientas como un teléfono ad hoc para la comunicaciónes con los reclusos. El teléfono ha sido un medio tan importante en las luchas italianas contra la detención administrativa que hoy su uso está prohibido en varios CPR, para impedir que en el exterior se enteren de las atrocidades que regulan la vida en los Centros, y para romper ese vínculo solidario entre el interior y fuera que permite a los reclusos sentirse menos solos y a merced del sistema de reclusión.

La Operación Scintilla mete bajo acusación hechos específicos de varias entidades que ocurrieron en cinco años, entre los cuales los sobres explosivos y artefacto, pero los investigadores nunca consiguen reconstruir vínculos sólidos que los lleven a la lucha de Turín en curso. En cambio, la investigación parece encontrar las evidencias más fuertes precisamente en los instrumentos conocidos y aclarados, además del teléfono, también el blog Macerie. Meter bajo acusación instrumentos de comunicación como estos no pensamos que sea de interpretar como un recrudecimiento del «delito de opinión», sino más bien el avanzar rápido de las formas más radicales de legalidad estatal. En el desierto represivo, al fin y al cabo, cualquier discurso que desvirtúe sus modelos organizativos, sus prisiones, viene interpretado como el producto de especialistas del crimen o de alguien que se somete pasivamente a su influencia.

Un topos escuchado varias veces en los últimos años. ¿Quién no recuerda en la primavera pandémica de 2020 las prisiones en revuelta y los titulares periodísticos que acusaban la dirección externa de mafiosos y anarquistas? Un topos utilizado en Turín en otra investigación ya en el lejano 2010, en aquella que fue definida como la «estación feroz de los anarquistas
contra el Cie» y en la cual mira por donde los investigadores se encontraron las mismas herramientas y modalidades de acción.

Mientras nos encontramos escribiendo y publicando este texto, desde el CPR de Turín se elevan una vez mas las columnas de humo, muchos reclusos se han amotinado y han subido al techo. El olor a gas lacrimógeno lanzado por los antidisturbios para sofocar la revuelta envuelve toda la cuadra. De las primeras comunicaciones con los solidarios en el exterior, se desprende que los incendios han causado grandes daños en muchas áreas de la estructura. Incluso en el centro milanés de via Corelli en estas horas los detenidos están en revuelta.

Que los partidarios de las direcciones externas de las revueltas se metan el corazón en paz. Mientras existan estas prisiones, los reclusos seguirán queriendo destruirlas, y mientras existan habrá luchas de comunanza entre dentro y fuera.

No nos arrepentimos de nada de lo que hicimos, salvo de no haber podido dar una contribución extra para aquel empujón final al CIE de Turín, porque faltaba realmente poco.

Turín, 7 de febrero de 2023
Algunxs imputados e imputadas

Fuente: ilrovescio via contrainfo

[ligeras modificaciones a la traducción por lucharcontrael41bis]