-Publicado el 3 de marzo 2023-
Hola Alfredo,
Espero estés sereno, en la medida en que esto sea compatible con las condiciones de aislamiento en las que te tienen arrinconado, ultrajando el intelecto incluso antes que al estado de derecho; quiero pensar que eres capaz de sonreír frente la ignorancia y la maldad de estos hombrecitos de poder que se pasan una pelota incandescente para no quemarse las manos y las carreras ficticias, sin arte y por lo que parece sin parte dados los continuos rebotes, espero al menos te hayas reído un poco cuando te contrataron, de forma indefinida y no remunerada hasta la fecha, como actor principal del teatro de ciencia ficción made in Italy, dándote, entre otras cosas, la exclusiva de asumir diferentes roles según las necesidades del guión, del director, del narrador, de la audiencia; en la inmensidad del tiempo vacío que tienes, tu mente nunca ha vacilado y quiero imaginarte con una sonrisa burlona que remplaza la inutilidad de las palabras frente a los hechos.
Vuelas alto, y por mucho que te persigan no consiguen alcanzarte; te metieron en una jaula donde no te conformaste con agua y comida en el espejismo de una libertad futura, continuando a practicar la libertad en tu presente; tu práctica de anarquía ha desestabilizado su miseria mental, sin los medios ni la capacidad de comprender la profundidad de tu mundo que no puede ser encerrado por barrotes de metal; pensando, erróneamente, haber secuestrado solo el cuerpo, han apuntado más alto para llegar a tu mente, perseverando en el error típico de quien declara la guerra sin haber estudiado al menos un poco al enemigo y su territorio.
Te han metido en una tumba para exhibirte sobre el papel como una presa domada sin necesidad de látigo (imágenes y mensajes de dentro a fuera «anulan la finalidad»…) con orgullo nacional-popular, en el nombre de la democracia vigente; solo entonces se dieron cuenta que de ti no tienen nada, ni cuerpo, ni mente.
Y han caído.
Mezquinos, ignorantes, desprevenidos frente al tesón y la conciencia anárquica, solo podían exhibir la fuerza asistida por toda la parafernalia disponible en contra de un prisionero desarmado, mostrando plenamente la cobardía visceral que refuerza sus tristes roles; te han ejecutado en el mismo momento en que entendieron que no les dejabas nada que exhibir como trofeo; te han ejecutado por el agravio sufrido en el momento que entendieron que no afectaban en lo más mínimo a tus posibilidades presentes y futuras; te han ejecutado en los medios sin tener el valor de hacer otra cosa, actitud típica del adversario que ve alejarse la victoria mientras cuando estaba convencido de que la tenía en sus manos.
El mismo valor que les falta en sus míseras vidas cotidianas; el mismo valor que sólo encuentran protegidos por una escolta de sirvientes, el mismo valor que ondea la bandera de la inmunidad o de la impunidad.
Dicen tener miedo a la amenaza anárquica y quieren transmitir esta sensación al mundo entero aún sabiendo que “el mundo” no tiene nada que temer: en cualquier caso su miedo es perfectamente normal.
También los seres humanos y animales bajo bombardeo tienen miedo, los migrantes en el mar o en las CPR tienen miedo, las personas sin hogar debajo de un puente tienen miedo, también “los enfermos mentales” tienen miedo, incluso los explotados y los desposeídos tienen miedo, los presos tienen miedo, también los adultos del mañana; e incluso los niños se ven obligados a vivir con miedo en un presente de hambre, penurias y abusos camino hacia un futuro peor.
Toda esta inmensa porción de mundo tiene miedo, pero no de los anarquistas.
¿Los poderosos creadores del miedo en el mundo ponen el grito en el cielo por vivir atemorizados? Que se acostumbren, como pretenden que lo haga el mundo entero.
Estos personajes, insultos al ser humano, ¿tienen miedo de tu peligrosidad, Alfredo?
¿O quizás tienen miedo de sus propios pasos en falso de los que tú, desarmado, recluso y en condiciones de salud precarias, evidencias la hipocresía a los ojos del mundo, cada hora que pasa? Huérfanos de cultura te achacan intenciones que representan su mundo reducido a órdenes y cumplimiento, definiéndote como altamente peligroso porque te empeñas en ilustrar que es difícil reducir a la obediencia a quien no le gusta mandar.
Con la lengua en un teléfono inalámbrico y con la ayuda de sobornos, eluden sus propias leyes mientras exigen estricta observancia a la plebe.
Sicarios del Estado, con una mano firman cárcel de por vida como refuerzo de la pena y con la otra agitan la bandera italiana clamando por la tortura en las cárceles fuera de sus fronteras.
¿Tus torturadores temen a los mafiosos después de haber forjado alianzas con ellos y haber hecho de los viejos guardias pasto de los gusanos? ¿O tal vez tienen miedo que el mundo reconozca al ser humano más allá del mafioso? ¿Tus carceleros tienen miedo de los contactos externos o no quieren revelar la falta de lógica de los abusos cometidos en el interior?
La supuesta justicia plantea el impedimento [de acceder a “beneficios” penit. – ndt] como una recuperación para enmascarar la toma de posesión de un cuerpo que sólo puede ser liberado si ofrece otro a cambio, pretendiendo una victoria ejemplar con un mensaje hacia fuera, en este caso obligatorio, “no frustrar la intención”.
El Estado en su totalidad te ha ejecutado, Alfredo, pero no te han condenado a muerte: no lo hubieras permitido nunca porque solo tú decides sobre tu cuerpo y tu mente no es suicida ni se entrega a su voluntad, este es el único jaque mate que les aterroriza de verdad; la elección será siempre tuya, nunca de ellos, y como tal es respetada, en el presente y en el futuro, como sea que decidas continuarla.
Loro si prenderanno la responsabilità di averne precluse di differenti senza per questo riuscire a piegarti.