A los compañeros, a las compañeras. Nada volverá a ser como antes

Con la frialdad de los verdugos , han decidido asesinar a Alfredo. En esto consiste la democracia: investigaciones, espectacularización mediática, condenas a muerte.

Si todo esto hubiera pasado en silencio, o con la despiadada e inhumana puesta en escena de los expertos de turno, habría sido grave e imperdonable. Pero no ha sido así. En todos estos meses, y desde mucho antes, las moléculas de este heterogéneo cuerpo anárquico nunca se han detenido, a pesar del peso que cae sobre muchas de ellas. Pero ahí está.
Los segundos y minutos que siguen a la sentencia de muerte dictada contra Alfredo por el Tribunal de Casación son interminables. Pero el dolor es distinto a la sorpresa. Ahora estamos experimentando dolor, un dolor muy fuerte. Pero no sorpresa. Y el dolor que atraviesa cada una de nuestras células es punzante, total.
Un dolor total.
¿Quién puede percibir ahora que mañana será un día que ya podía imaginar? Durante meses barajado hipótesis, escenarios, posibilidades, pero ¿quién tenía idea de lo que realmente iba a oír?
Nada volverá a ser lo mismo.
Frente a todo esto, el silencio que da una vivacidad tan cruda casi nubla la mente, invade todo. Es justo que derramemos lágrimas, es humano que nos apretemos y nos tomemos el tiempo de soltar la tensión que se ha ido acumulando durante meses.

Traducido de: ilrovescio.info