Del lado de Alfredo, del lado de quienes luchan

Alfredo Cospito es un anarquista que siempre ha estado en primera línea de las luchas. Nunca ha estado dispuesto a transigir ni a rendirse. Es un compañero que lleva luchando desde finales de la década de los ’80, periodo durante el cual estuvo encarcelado como objetor de conciencia total (por negarse a cumplir el servicio militar obligatorio). Tras su detención en 2012, en el juicio que se le siguió, reivindicó haber disparado contra el ejecutivo de Ansaldo Nucleare (empresa de energía nuclear) Roberto Adinolfi, un acto llevado a cabo por la Célula «Núcleo Olga» de la Federación Anarquista Informal-Frente Revolucionario Internacional (FAI/FRI) el 7 de mayo de ese año en Génova.

Alfredo siempre ha sido activo en la defensa de los compañeros afectados por la represión, en todos los rincones del mundo. Ha contribuido durante muchos años con artículos, ediciones y propuestas al debate anarquista internacional. Por ello, ha sido censurado en numerosas ocasiones y se le ha prohibido comunicarse con el exterior. Fue condenado por publicar el periódico anarquista revolucionario «KNO3» y la última edición de la «Croce Nera Anarchica», y está siendo investigado por haber contribuido al periódico anarquista «Vetriolo» y por muchos otros casos y operaciones represivas del Estado italiano contra el movimiento anarquista de ese país.

Alfredo lleva 10 años ininterrumpidos en prisión (desde 2012), transcurridos en secciones de máxima seguridad (AS2) hasta su traslado al 41 bis en mayo de 2022, cuando fue trasladado de la cárcel de Terni, a la de Bancali, en Sassari. En 2016 fue acusado de colaboración subversiva con fines terroristas y atentados explosivos múltiples (operación represiva Scripta Manent). Tras una decisión del Tribunal Supremo en julio del año pasado, la acusación anterior contra Alfredo y Anna Beniamino se reformuló de «masacre común» a «masacre política», la única condena que comporta cadena perpetua de forma automática. El Estado italiano, que asesina dentro y fuera de sus fronteras, que siempre ha protegido a los “stragistas [asesinos de masas – ndt] fascistas, quiere condenar por masacre a un anarquista y a una anarquista por un atentado que no causó ni víctimas ni heridos.

El 41bis como régimen penitenciario implica vigilancia electrónica 24 horas al día, 7 días a la semana, celda personal de 2×3 metros, una hora de reunión y socialización en grupos formados por un mínimo de dos y un máximo de cuatro presos (la asignación de estos grupos la deciden directamente los burócratas en Roma y tiene una validez de varios meses), una hora de visita al mes con una mampara de cristal, bajo vigilancia electrónica, con grabación de audio y vídeo (sólo si los familiares no pueden acudir a la sala de visitas, se permite una llamada telefónica mensual de 10 minutos como alternativa a la visita a la cárcel, pero para ello el familiar del preso debe acudir a una comisaría o al interior de una prisión), sin contacto físico, censura y control del material escrito, presencia en los tribunales exclusivamente por videoconferencia.

Actualmente hay 750 personas sometidas al 41 bis. Entre ellas hay tres combatientes de las Brigadas Rojas desde hace más de 17 años (Nadia Lioce, Roberto Morandi, Marco Mezzasalma). En 2009, la compañera Diana Blefari, de la misma organización, se suicidó tras vivir en este cruel régimen carcelario.

El 41 bis sirve para aislar completamente a los presos del mundo exterior, esencialmente pretende exterminarlos. La medida se impone durante cuatro años, pero en realidad la única forma de salir es arrepentirse y cooperar con las fuerzas represivas. En otras palabras, el 41 bis está concebido para causar sufrimiento con el fin de arrancar confesiones o declaraciones mediante el chantaje. Alfredo, una vez más, no se somete a la política del Estado italiano. El 20 de octubre de 2022 inició una huelga de hambre indefinida, como última forma de lucha, para abolir el régimen penitenciario 41 bis para todos los presos y toda forma de ergastolo ostativo. Su lucha es por todos los presos.

Es una lucha multiforme, que no negocia conciliaciones reformistas, institucionales, pacifistas, no se pliega a las leyes, cuestiona el existente promoviendo su destrucción. Se opone al Estado y al capital, al capitalismo y al socialismo, a las democracias y a las dictaduras, a la influencia de la ciencia de los académicos del miedo –con o sin uniforme–, a la cultura contemporánea y a la religión, a las mercancías ecológicamente compatibles y a las centrales nucleares, a los regímenes de control, detención y vigilancia. Por mucho que se modernicen, las celdas siguen siendo monumentos a la barbarie. La lucha contra esta barbarie comienza con la destrucción total de la sociedad carcelaria y termina con la demolición de la última jaula.

La represión adoptada por el Estado italiano afecta a todos personalmente, ya que un precedente de esta magnitud en el corazón de Europa podría ser un presagio de nuevas medidas represivas en otras latitudes. Todo esto sucede mientras la crisis social, económica y militar internacional se agrava día a día. Sabemos que estos son los contextos ideales para que los gobiernos implementen giros autoritarios en todo el mundo.

En Grecia, el nuevo código penal forma parte de un conjunto de políticas que pisotean el acervo de décadas y se alinea perfectamente con la doctrina de endurecer las penas y deshumanizar a los encarcelados. Nos encontramos en una situación en la que debemos luchar por nuestras vidas asumiendo riesgos para afirmar nuestros valores subversivos y revolucionarios. Todos los ámbitos de lucha deben agudizar las resistencias contra los desolladores de nuestros sueños y los carniceros de nuestras vidas.

El rey estaba, está y estará desnudo: no nos hacemos ilusiones. El Estado y sus funcionarios están asesinando a Alfredo Cospito. Ese era su objetivo desde el principio. Y los últimos granos en el reloj de arena de la vida del compañero construyen nuestra complicidad en su lucha y hacen temblar los cimientos de los palacios de los Reyes.

«Que la voluntad de destrucción no vuelva a ser creadora.
No hay necesidad de construir nada.
Que hable la acción, ahora, de inmediato».

Asamblea abierta de solidaridad con Alfredo Cospito

Traducido de: athens.indymedia.org