La injusticia es la mayor instigación a la delincuencia
“… intimidar a la población y obligar a los poderes públicos o a una organización internacional a cometer o abstenerse de cometer cualquier acto o desestabilizar o destruir las estructuras políticas fundamentales, constitucionales, económicas o sociales de un país o de una organización internacional”
Estas pocas líneas encierran el golpe de genio que la inteligencia represiva ha elaborado en las últimas décadas. Gracias al trabajo de incansables juristas con casco, tan necesarios para el sistema como las entidades de investigación de sistemas armas, la vaguedad de las nociones de terrorismo ha sido totalmente asumida por la lengua del Estado para poder emplearla como arma contra sus enemigos. Si “intimidar a la población” o a las poblaciones es una prerrogativa moral y material de todo Estado –y por tanto sin efectos jurídicos, ya que es inimaginable un Estado que se persiga a sí mismo– queda, a moralizar la acción represiva, la segunda parte del periodo. La violencia estructural desaparece del horizonte de los sacerdotes del derecho, los miles de muertos anuales que producen las fronteras, cárceles, trabajo, contaminación, nocividades; desaparecen las carnicerías perpetradas por los ejércitos y los horizontes actuales de tercera guerra mundial acompañada del holocausto nuclear. Los monstruos, en este bello mundo, son quienes piensan oponerse y piensan hacerlo no sólo platónicamente sino actuando “contra estructuras políticas fundamentales, constitucionales, económicas y sociales”: mostrando que nada, ni siquiera la relación entre significado y significante, queda fuera de la guerra social.
Estas semanas están lloviendo investigaciones por asociaciones con finalidad de terrorismo hacia compañeros y compañeras que han luchado junto a Alfredo Cospito y contra el 41 bis. En Sicilia, las casas de seis compañeros y compañeras de Antudo han sido registradas con la acusación de instigación a la delincuencia y de acto con finalidad de terrorismo (280 bis). Estas acusaciones se refieren tanto a la publicación del vídeo de un ataque a una sede de Leonardo s.p.a. en Sicilia y al texto que la acompañaba (instigación a la delincuencia), como a la propia acción de ataque (280 bis). Si algo cobarde y repugnante como la represión puede tener algún mérito es que, al llevarla a cabo, el Estado habla claro.
La cárcel, el 41 bis, Leonardo s.p.a. y todo el aparato tecno-militar-carcelario, son “estructuras políticas fundamentales, constitucionales, económicas y sociales” del Estado y de la organización social en pleno transbordo hacia la utopía del control total. De la guerra a la inteligencia artificial, de la colaboración en la colonización submarina con redes de cableado internet a la robótica y al 5G, para Leonardo s.p.a. no tiene ningún sentido la distinción entre militar y civil (y también desaparece la distinción entre “estatal” y “capitalista”).
En cuanto a nosotros, además de dar la más calurosa y sincera solidaridad a las investigadas e investigados, queremos reafirmar un concepto por el que tenemos gran estima. Con independencia de quien haya realizado esa acción, debe ser defendida, declarada justa, reivindicada – no en nombre de una organización sino en nombre de la pertenencia social y humana a la enorme y anónima hueste de oprimidos, de los bombardeados, de los muertos convertidos en estadística. Esa acción que para ellos es terrorismo, para nosotros es alentadora, es un acto de dignidad ejemplar. Ellos tienen sus códigos, nosotros tenemos nuestra memoria de oprimidos: de la colonización de ayer al extractivismo y las guerras de hoy, el Estado es el mayor productor de terror.
¡Solidaridad a todos los y las compañeras investigadas recientemente!
¡Solidaridad a Alfredo, Anna, Juan, Zac, Paska, Rupert, Davide y a todos los encerrados, restringidos y perseguidos por la ley!
¡Solidaridad con Domenico Porcelli, en huelga de hambre desde hace 5 meses contra la muerte-en-vida del 41 bis!
¡Solidaridad a las poblaciones e individuos golpeados por los incendios devastadores! El problema no es el fuego, es la mezcla entre el fuego y la ética asesina de una sociedad basada en el beneficio y el abuso.
alguna/os siciliana/os contra el Estado y sus tentáculos