Pequeño análisis de contexto de mi última condena de 14 años y 7 meses en apelación, en el periodo de luchad e solidaridad con Alfredo Cospito, y que a mi parecer se ha articulado y vinculado con mi condena.
Y una pequeña reflexión sobre el delito de “masacre política”
Quiero analizar brevemente el contexto de mi última condena de 14 años y 7 meses en fase de apelación. Porque creo, y estoy convencido que en la reducción también han influido el clima de lucha que hemos creado así como el clima general de tensión y atención que había en Italia sobre nuestros juicios, también durante mi apelación en Venecia. Me interesa analizar más concretamente tanto las dinámicas nuestras en cuanto anarquistas en ese contexto y recorrido de lucha, como las dinámicas del método empleado.
Teniendo presente que soy un prisionero, por lo tanto tengo mis limitaciones y puedo estar equivocado en mis análisis.
Y dejando claro que el recorrido de lucha no sólo ha sido llevado a cabo por anarquistas.
Creo que este recorrido específico de lucha, el modo de afrontarlo en cuanto anarquistas, y el método de lucha utilizado, ha sido cualitativo. Es un buen indicio metodológico.
Tenemos que estar fieros y orgullosos.
Asimismo, también ha habido cuestiones negativas, pero prefiero verlas como un método del que sacar enseñanzas qué no reproducir o como afilarlas y superarlas y mejorar.
De todos modos, por índole prefiero desarrollar los positivos, que ha habido, y son muchos. Claro que no creo que sean la panacea para todos nuestros males.
Aunque, tendremos que ser conscientes de que entre todos nosotros tenemos muchas concepciones distintas dentro del anarquismo de praxis, e incluirlas, articularlas y coexistir no es fácil, al contrario.
Pero creo que en ese periodo nos hemos articulado, y lo hemos hecho de forma pragmática en una coexistencia creativa de compañeros con múltiples orígenes y posiciones ideológicas y con múltiples concepciones del anarquismo de praxis. Y el resultado, en lo positivo como en lo negativo, nos guste o no, es el resultado de todos los anarquistas que han querido luchar juntos en la diversidad para dar solidaridad a un compañero que estaba en huelga de hambre dispuesto a arriesgarlo todo, y, cierto, también por otras tantas cuestiones de lucha. Pero atención, esas son las fuerzas reales que hemos sabido crear y poner en campo, ni más ni menos.
Y creo que es a partir de estas que se debería recomenzar, analizándolas, afinándolas, para luego reproducirlas metodológicamente y así mejorarlas cualitativamente.
O bien podemos seguir negativamente lamentándonos y discutiendo continuamente los unos con los otros de las carencias y de los límites ajenos, y seguir repitiendo que las fuerzas son escasas. O que estos métodos y medios son nuestros y esos vuestros y así hasta el infinito. Podemos seguir dando vueltas y vueltas todo lo que queramos, pero esas son las fuerzas reales, y quedarnos estancados en la negatividad quejándonos los unos de los otros no las aumentará, es más, estas fuerzas no crecen ni se consolidan solas.
Ciertamente prefiero la índole positiva, y, repito, la prefiero y me quedo con ella; además, creo que es más práctica.
Mucho más que la negativa y que las discusiones en restrospectiva. Que hoy me provocan la sensación de falta de realización, por el hecho que poco después de la lucha hemos caído en una vuelta a la normalidad.
Pero creo que hay que ser conscientes cuando partimos de consideraciones y del reconocimiento de la lucha que hemos decidido afrontar juntos en la diversidad y en el reconocerse con humildemente como anarquistas con todas nuestras diferencias.
Como anarquistas está en nuestra voluntad, y lo afrontaremos siempre con diversos métodos, medios y proyectualidad. Es cierto que muchos de nosotros no vivimos las mismas condiciones, ni compartimos los mismos análisis y posiciones, sean tácticas o estratégicas.
Pero habiendo decidido afrontar el recorrido de lucha, al menos tendremos que analizar como lo realizamos y qué métodos han sido válidos en las experiencias de lucha reales en la práctica. Y cómo en la articulación y la organización también hay dinámicas de praxis comunes y sobre todo homogéneas, y esto frente a nuestra multiplicidad real en la práctica, que desafían la misma homogenización dela acumulación de fuerzas. Por esto el debate debería continuar a través del intercambio de reflexiones y propuestas según el concepto de multiformidad, con el fin de enriquecer y desarrollar la lucha y el entero movimiento anarquista de acción.
Claro que, tanto para los recorridos de lucha como para los métodos utilizados, no hay que ni minimizar ni disminuir lo que se ha realizado como prácticas del anarquismo. Tampoco lo contrario, enfatizar o exagerarlos ideológicamente transformándolos en roles circunscritos, sean recorridos, métodos, o roles que creamos de nuevas subjetividades, convirtiéndolos en el nuevo sujeto revolucionario a adorar. Porque las ideologizaciones de los roles de los revolucionarios aíslan a los sujetos ideologizados del resto poniéndolos en un pedestal; al ideologizarlos nos desresponsabilizamos y descargamos todo el peso de la responsabilidad de la lucha, en el aspecto represivo, y además se aísla al sujeto de las dinámicas generales de la lucha real de ruptura antiautoritaria.
Sería necesario entender y analizar, entrelazando con la práctica, cómo se conectan y se amplían ciertas dinámicas de lucha, porque se han conseguido abrir grietas. O entender que hay un estancamiento, que no hay continuidad y se revierten hasta desaparecer.
Porque la específica en solidaridad con Alfredo ha sido intensa e internacionalista y se ha ampliado hacia fuera, con acciones directas de día y acciones directas de noche, con acciones simbólicas, momentos de calle, iniciativas variadas, huelgas de hambre, escritos y demás de prisioneros anarquistas y no del mundo.
También es cierto, y no hay que olvidarlo, que la lucha no sólo la han llevado a cabo anarquistas. Y esto es positivo.
Un conflicto, que quede claro, aunque sumamente limitado, a mi parecer digno e intenso. Más allá de no haber logrado casi ninguno de los objetivos objetivos específicos que nos habíamos propuesto en la lucha de solidaridad con Alfredo.
Pero con la reducción de nuestras condenas, y eso, tiene que quedar claro, ha sido consecuencia de la lucha creada por todos nosotros, anarquistas y no. Pero no ha terminado… somos nosotros los anarquistas quienes hemos de tener como brújula nuestra proyectualidad anarquista de praxis y el timón firme de la acción directa y de la ruptura contra toda autoridad. Teniendo esto claro, es obvio que los reformistas harán de reformistas y el mundo de la prensa y del espectáculo crearán espectáculo sensacionalista basura y probablemente nos harán sombra incluso estando en todas las televisiones del mundo; eso es el espectáculo, ficción, es ilusión. ¿Pero a los anarquistas nos debe interesar esto? No si tenemos clara nuestra proyectualidad anarquista y revolucionaria y procedemos con ella, porque las fuerzas reales son bien distintas.
Lo que me interesa como anarquista es defender la radicalidad de nuestras luchas, que debe garantizarse incluso en el caso de exigencias parciales, como la salida de Alfredo del 41 bis, o la abolición de la cadena perpetua…, y no perder nunca de vista los objetivos que podemos y debemos fijarnos con las razones sociales de nuestra acción anarquista. Es la radicalidad del actuar, de la propaganda, de la agitación, poniendo siempre en la balanza nuestra ética antagonista anárquica como brújula, con sus contradicciones, y rechazando totalmente cualquier maniobra que venga del dominio y que no consideremos clara para nuestros principios. Estos son algunos de los anticuerpos para reafirmar que nuestra lucha es por la destrucción de la autoridad y seguir luchando y luchando… con la anarquía como fin.
Reflexiones sobre el delito de “masacre política”
El Estado está adoptando la táctica estratégica de intentar silenciarnos por completo. Con condenas literalmente ejemplares para sepultarnos de por vida con décadas y décadas de prisión. La posibilidad de cadena perpetua sin posibilidad de reducciones ha estado ahí para los compañeros anarquistas Anna Beniamino y Alfredo Cospito, con una desproporción entre los hechos y el delito, condenas sin precedentes en las últimas décadas de historia del movimiento anarquista, con el aumento de la represión y el cambio en la interpretación de las leyes existentes. Como con la ley de “masacre política”. Como la recalificación de la casación enviando a Anna y Alfredo al Tribunal de Turín para el agravamiento de la condena por el ataque explosivo de Fossano (CN) de “masacre política” (art. 285).
Igual que es evidente la desproporción de los cargos de “masacre política” y de atentado con finalidad de terrorismo para mí, Juan Sorroche, por la acusación del atentado en relación con dos artefactos explosivos en la sede de la Lega de Treviso. El fiscal retiró la acusación de “masacre política”, pero la condena resultó en 28 años más tres de libertad vigilada, acogida en su totalidad por el juez en primera instancia por la finalidad terrorismo.
Antes de mis condenas, en la audiencia del 17 de abril de 2022 declaré:
«(…) Una acusación muy grave e infundada (la de “strage politica”) para crear un clima y un contexto de emergencia con un juicio ejemplar. Al subir el listón al máximo nivel de gravedad con el delito de masacre, consiguen pasar a un segundo plano los delitos de terrorismo, creando así la posibilidad de aplicarlos más fácilmente con condenas elevadísimas.
Esta es hoy una táctica concreta (centralizada y coordenada por la D.N.A.A.), común en las magistraturas de antiterrorismo en diversos juicios contra anarquistas que luchan. (…)»
Diferente con el proceso de Anna y Alfredo, que ha pasado con grave precedente la acusación de”masacre política” con una desproporción respecto a lo que aconteció materialmente; y atención, no es un juego de un fiscal que trata de hacer carrera, sino un aumento táctico-estratégico de la represión del Estado italiano a partir de la poderosa institución, sanguijuela tentacular, de la Dirección Nacional Antimafia y Antiterrorismo, además de extender el 41 bis y querer cerrar la partida con el área anarquista que, más allá de las fuerzas reales, no se ha prestado a compromisos o arrepentimientos. Esto también se inserta en el cuadro general del aumento de la represión del Estado por la reestructuración capitalista mundial, justificado en principio por la pandemia y ahora por las guerras imperialistas con todas las constricciones que conllevan. Todo ello en un silencio total de oposiciones y de luchas reales en Italia.
Por eso creo que nuestras condenas no sólo llegan para golpearnos a nosotros como individuos concretos, sino sobre todo como dinámica táctica-estratégica del Estado italiano en este momento histórico que escasean las luchas, para sepultar y prevenir la lucha de clases contra la autoridad y llevarla a su completa desaparición, lanzando advertencias a quien intenta ir más allá del mero activismo democrático, a quien construye e intenta crear una mínima fuerza real de ruptura revolucionaria. Tendremos que afrontar estas dinámicas que nos golpean de forma general y no como individuos. Creo que la principal finalidad de la cárcel es alejarnos de nuestros contextos de lucha, de nuestras relaciones y fragmentarnos en cuanto anarquistas y revolucionarios para aislar y debilitar nuestras aspiraciones de lucha y nuestras individualidades en revuelta. Unir nuestras fuerzas para apoyar una y otra vez instancias específicas incluyendo una visión de crítica general al sistema de dominio estatal-capitalista creo que es una buena forma de juntarnos y redescubrir nuestras capacidades para el conflicto.
«Hay que luchar para truncar la desproporción»
¡Por la propagación de las prácticas de solidaridad revolucionarias!
Y, sea cual sea el camino que tomemos, ¡siempre con el corazón y por la Anarquía!
– Juan Sorroche –
c.c. Terni- AS2 – 01/01/2024
PDF: considerazioni-juan